
Sabéis que la gama de productos en la cosmética coreana es enorme y a veces los matices son tan sutiles que una piensa en cuanto habrá de realidad y cuanto habrá de marketing y en el caso de las “primeras esencias” eso me sucede a mí, no acabo de ver claros los matices entre una primera esencia y una esencia “normal”, más allá de que unas puedan tener una textura más ligera que las otras, porque habitualmente sus fórmulas son muy parecidas.
Las primeras esencias se usan tras la limpieza facial y en ocasiones incluso antes del tónico, digamos que son como un golpe de hidratación y nutrición para que la piel se recupere de la “agresión” que supone la limpieza (entre comillas, claro) y dejarla preparada para los tratamientos posteriores, que pueden incluir otra esencia más contundente, serums, ampollas, cremas…
Hasta ahora lo que he usado siempre en mis rutinas han sido “primeras esencias”, aunque tengo alguna duda con la de Whamisa que ni siquiera se llama esencia sino toner aunque para mí es una esencia de toda la vida… en fin, un poco lioso pero quedémonos con lo importante: compré esta esencia porque contiene un 99% de fermentados que tanto suelen gustar a mi piel y además aún no había probado nada de la marca de cosmética coreana natural Swanicoco y me picaba la curiosidad.
Ahora os cuento si me ha enamorado tanto como otras esencias que he utilizado anteriormente.